La cifra de hispanos residentes en EEUU que sufren actualmente de Alzheimer ronda los 600.000, pero ese número podría superar la barrera del millón y medio dentro de cuatro décadas, anunció hoy un panel de expertos sobre esa enfermedad.
Ésa es una de las conclusiones del grupo de especialistas que recordó, además, que esta enfermedad, que afecta a más de cinco millones de personas en EEUU hoy en día, incidirá en la salud de unos 16 millones en 2050, cuando los hijos del “baby Boom” alcancen los 65 años.
El Alzheimer es la principal causa de muerte en EEUU después de las cardiopatías, el cáncer y los ataques cerebrales.
Yanira Cruz, presidenta del Consejo Nacional Hispano sobre la Vejez (NHCOA, en inglés), dijo a Efe que a pesar de los distintos orígenes étnicos, “el mal de Alzheimer no discrimina a nadie”, y subrayó que la población hispana tiene un mayor riesgo de padecerlo que otros grupos étnicos.
Las razones a las que apuntan los expertos son el rápido crecimiento de su población adulta, los altos índices de diabetes e hipertensión -factores de riesgo- que sufre la comunidad, y la herencia genética familiar.
Uno de cada tres hispanos que vive en EEUU sufre de diabetes, según Cruz.
“Existe una falta de información al respecto y está claro que el tema requeriría una investigación para entender por qué afecta el Alzheimer de esa manera a los hispanos”, dijo.
La experta explicó que el número de afectados por la enfermedad está creciendo y denunció que es un problema que no se detecta y no se trata a tiempo en la mayoría de los casos.
De hecho, reveló que los hispanos tienden a esperar una media de tres años o más para buscar ayuda después de haber desarrollado los primeros síntomas.
“Nuestra comunidad tiene que permanecer atenta a los cambios que sufra la memoria de sus familiares y no ignorarlos; muchos piensan que la enfermedad es parte del envejecimiento, pero no tiene por qué ser así”, explicó.
Incluso cree que, a veces, los residentes legales tienen miedo a pasar revisiones médicas por el hecho de tener familiares indocumentados.
“No deben tener miedo, sobre todo, si entran en contacto con organizaciones comunitarias de confianza”, manifestó.
El panel de expertos consideró clave que los mayores de 65 años, considerada la edad de riesgo, se sometan a exploraciones rutinarias para asegurar un diagnóstico a tiempo de la enfermedad.
Pero muchos se oponen a ello, debido a que es una lesión degenerativa, incurable y demasiado exigente para el bolsillo de las familias.
El programa Medicare destinó cerca de 91.000 millones de dólares en 2005 para el tratamiento del Alzheimer y de otras demencias, y se espera que el gasto sea más del doble (189.000 millones) en 2015.
“No hay cura para el mal de Alzheimer, pero intervenir a tiempo podría minimizar la magnitud de su impacto psicológico, social y económico en nuestra sociedad”, manifestó el doctor Richard Stefanacci, de la Universidad de Ciencias de Filadelfia.
Otros de los ponentes, Paul Solomon, director del centro clínico The Memory, en Bennington (Vermont), indicó que la medicación puede ayudar a reducir el progreso de los síntomas del Alzheimer y resulta “beneficiosa” cuando se administra en la fase inicial de la enfermedad.
Por su parte, Barry Rovner, profesor de Neurología de la Universidad Thomas Jefferson, hizo mención a diez signos de advertencia que podrían alertar a las familias de que el afectado sufre Alzheimer.
Esas señales son la pérdida de memoria que afecta al rendimiento en el trabajo; dificultad para realizar labores caseras; dificultades lingüísticas; desorientación; razonamientos extraños; problemas en el pensamiento abstracto; traspapelar documentos; cambios bruscos de humor; cambios de personalidad o la pérdida de iniciativa. VN