UN NUEVO AÑO Y EL TIEMPO DE NUESTRA VIDA

Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ Arzobispo de Los Ángeles

5 enero 2012

¡Feliz Año Nuevo, mis amigos! Espero que esta Navidad haya sido un tiempo de alegría y bendiciones para ustedes y sus familias.

Esta fue mi primera Navidad como el nuevo Arzobispo, así que para mí fue un tiempo de gracia especial.

Fue hermoso ver un número tan grande de personas venir a la Iglesia para la Misa de Navidad. Yo fui testigo de esto en nuestras celebraciones en la Catedral. Y vimos la misma cosa en parroquias de toda la Arquidiócesis. Yo he escuchado de mis hermanos obispos que en todo el país las Misas de Navidad tuvieron muy buena asistencia.

¡Así es que mucha gente vino a adorar a Dios por el don de su Hijo! ¡Qué signo de fortaleza espiritual de nuestra fe católica!

Este es un signo de que, frente a los problemas que vemos en nuestro mundo, y a pesar de las presiones de la secularización y el materialismo, la estrella de Navidad todavía está brillando y guiando los corazones de muchos.

Es bueno para nosotros recordar esto al comenzar un nuevo año, con todas las oportunidades y desafíos que yacen frente a nosotros en 2012.

La promesa de Navidad es que Dios está con nosotros, de que él ha venido a nuestro mundo para quedarse, de que él estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Nosotros podemos ver la “prueba” de esa promesa alrededor de nosotros, si tenemos ojos para ver.

Nosotros podemos ver a Jesús cambiando las vidas y salvando vidas cada día a través del ministerio de su Iglesia Católica –a través de la predicación de la Iglesia y de los sacramentos, y a través de sus obras de caridad y servicio.

Y podemos ver que la fe católica –viva y activa en los corazones de los creyentes ordinarios- es la fuente de mucho de lo que es correcto y justo y hermoso en nuestro mundo de hoy.

Como discípulos, enfrentamos el mismo desafío cada nuevo año –cómo mantener el espíritu de Navidad vivo en nuestros corazones durante todo el año. ¿Cómo vivimos nuestra fe con el espíritu que parece venir tan natural en Navidad?- con la misma simple alegría y tranquila devoción: el mismo deseo de estar cerca de nuestras familias; la misma prontitud para perdonar, para hacer sacrificios y para dar regalos de amor?

Pensando en esto, me impresionó las reflexiones del Santo Padre el Papa Benedicto XVI en la víspera de Año Nuevo:

Otro año se está acercando para a su fin, mientras esperamos el comienzo de uno nuevo: con algún temblor, con nuestros deseos perennes y nuestras expectativas. Reflexionando en la experiencia de nuestra vida, estamos continuamente asombrados sobre lo corta y efímera que es.

Por eso con frecuencia nos encontramos preguntando: ¿Qué sentido podemos dar a nuestros días?

Hay una respuesta: está escrita en el rostro de un Niño que nació en Belén, hace 2000 años.
El Dios eterno ha entrado en nuestra historia y él permanece presente de una manera singular en la persona de Jesús… De modo que no hay más lugar para la ansiedad, de cara al tiempo que pasa y que nunca volverá; ahora hay lugar para la confianza ilimitada en Dios, por quien sabemos que somos amados, por quien vivimos, y hacia quien está dirigida nuestra vida mientras esperamos su regreso definitivo.

Con los corazones llenos de agradecimiento, preparémonos para cruzar el umbral de 2012, recordando que el Señor mira por nosotros y nos protege.

Este es el espíritu que necesitamos llevar en nosotros en el 2012 –un espíritu de confianza total en que Dios nos ama como sus queridos hijos e hijas.

Nuestras vidas son un regalo de tiempo que recibimos de Dios. Al comenzar este nuevo año, tenemos que examinarnos: ¿Qué estamos haciendo con este regalo precioso, este tiempo de nuestra vida?

Necesitamos hacer tiempo para Dios. No solamente ciertas horas del día, cuando oramos o pensamos en él. San Pablo una vez dijo, tenemos que redimir el tiempo. Tenemos que hacerlo todo por Dios.

Así que oremos unos por otros esta semana.
Al comenzar este nuevo año, pidamos la gracia de hacer de nuestra amistad con Jesucristo, el propósito y la pasión de nuestra vida. Pidamos el valor para llevar a cabo la misión que nos ha sido confiada, la misión de la nueva evangelización, con alegría y amor.

Yo confío este nuevo año al amoroso corazón de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre y Estrella de la Evangelización de las Américas, y a las oraciones de los santos y bienaventurados de todas las Américas.

A través de su intercesión, ellos pueden ayudarnos a crecer en santidad y amor mientras seguimos a Jesús, quien compartió nuestra vida para que nosotros pudiéramos compartir la suya; quien se hizo Hijo de María en Navidad, de modo que nosotros podamos convertirnos en hijos de Dios por toda la eternidad.

Si desea seguir al Arzobispo Gomez en su sitio de la red social de Facebook, conéctese a: www.facebook.com/ArchbishopGomez

Share