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¡SEMANA SANTA DE VERDAD!

La Semana Santa y de modo especial el Triduo Pascual nos llevan a una experiencia espiritual muy especial. Le invito a que conserve este periódico y cada uno de los Días Santos conteste a las preguntas que le propongo. Mi intención es ayudarle a que la Semana Santa sea realmente un tiempo de cambio, de conversión.

DOMINGO DE RAMOS

Los signos y las lecturas que se proclaman en este día son muy elocuentes: palmas entrelazadas para simbolizar la emoción y el entusiasmo con que el pueblo judío recibió a Jesús a su entrada a Jerusalén y al mismo tiempo leemos los gestos del mismo pueblo que expresan traición, calumnias y muerte.

La primera lectura de la Misa está tomada del capítulo 50 de Isaías y nos narra la profecía sobre el Siervo de Yahvé que describe la suerte del mártir y que anuncia el destino del Mesías. La segunda lectura es el hermosísimo himno cristológico de la Carta a los Filipenses en el que se resalta la humildad de Jesús que se abaja para hacerse uno de nosotros, incluso al extremo de morir en la cruz. Y leemos la Pasión según San Marcos que nos recuerda que nuestro Señor se hizo uno de nosotros y sufrió las injusticias y la persecución. Marcos es consciente que la comunidad cristiana va a sufrir de la misma manera a lo largo de la historia. Estos elementos simbólicos unidos a las lecturas podrían ser un buen espejo para revisar nuestra vida. Haz un alto y el Domingo de Ramos pregúntate: ¿Qué podría hacer yo para poner en práctica la virtud de la humildad? ¿Qué actitudes de soberbia, prepotencia, altivez son frecuentes en mi vida?

JUEVES SANTO

Celebramos la institución de la Eucaristía, el altar va a estar ricamente adornado con símbolos de una comida familiar, resaltando el pan y el vino. También se adorna el altar para la reserva eucarística, se celebra la institución del ministerio sacerdotal y por supuesto recordamos el momento en que Jesús tomó la toalla para lavar los pies a sus discípulos.

Las lecturas nos dan el contexto histórico de estos símbolos. La primera lectura nos recuerda la noche de la Pascua Judía, cuando el pueblo es liberado de la esclavitud por la mano de Dios. El texto narra esa última noche de esclavos, cenando para prepararse a vivir en libertad. Es importante poner atención a los detalles de esa comida: el cordero, el pan sin levadura, de pie, a toda prisa. La segunda lectura nos narra la cena de despedida de Jesús y cómo esta celebración se convirtió en el signo de identidad de la naciente comunidad cristiana. La lectura del Evangelio reseña aquella noche tan especial en que Jesús lava los pies a los discípulos. Nos enseña que servir es la expresión más elocuente de la fe. No podemos hablar de la fe sin ponernos la toalla y lavar los pies a los que nos necesitan. El Jueves Santo del 2013 el Papa Francisco lavó los pies a jóvenes (hombres y mujeres) encarcelados. Nadie olvida esta acción del Papa. Ese gesto litúrgico fue su tarjeta de presentación al inicio de su pontificado.

Al celebrar todos estos signos y escuchar estas hermosas lecturas, le invito a que el Jueves Santo conteste estas preguntas: ¿Qué le da sentido a mi vida? ¿Encuentro alegría y paz ayudando a otras personas? ¿La mesa de la Eucaristía me recuerda que tengo que luchar contra el hambre? ¿Cómo colaboro con el sacerdote de mi parroquia?

VIERNES SANTO

El ambiente litúrgico es de luto, los rituales son muy solemnes, el centro es el recuerdo de una injusticia cometida contra un hombre inocente, contra el único que no había cometido pecado. No instrumentos musicales, los Santos cubiertos con telas moradas, y el centro de atención es Cristo en su pasión y en su cruz.

La primera lectura de la Celebración de la Pasión está tomada del libro de Isaías 52. Es sorprendente que este texto escrito varios siglos antes de que sucediera el martirio de Jesús describa de manera tan detallada los hechos de la Pasión. La segunda lectura tomada de Hebreos 4, expresa la congruencia de Jesús. Él aceptó realizar el proyecto de Dios y lo hizo aun cuando esto implicaba una muerte dolorosa. Jesús acepta todas las consecuencias de su encarnación, de ser verdadero hombre. La divinidad no suprimió su humanidad. Además, en este día leemos la Pasión según San Juan que se centra en el triunfo del amor. Para el evangelista Juan la pasión y muerte de Jesús son la expresión del triunfo de Dios sobre el pecado y la muerte. Jesús en la cruz triunfa porque su muerte es fuente de vida para quienes creen en él. No fue una muerte inútil, ahora no hay barreras, en Cristo sabemos quién y cómo es Dios, porque Él es Dios.

Le invito a que el Viernes Santo en algún momento del día, medite solo o en familia con las siguientes preguntas: ¿Qué he aprendido de mis experiencias de sufrimiento o dolor? ¿En las situaciones difíciles de mi vida he podido pronunciar la oración de Jesús: En tus manos encomiendo mi espíritu?

SÁBADO DE GLORIA Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN

El ambiente litúrgico de estos días es muy festivo y va acompañado de muchos símbolos de alegría y vida. Las flores, el agua, el fuego, el color blanco y dorado en las vestiduras sacerdotales, los cantos, etc. Todo contribuye a resaltar que nuestra vocación es ser felices y que hay razones para expresar alegría y paz. El Papa Francisco nos dice que hay cristianos que viven siempre en Cuaresma como si nunca hubiera sucedido la Pascua.

Las lecturas también son muy festivas. En la antigüedad la noche entera era de vigilia oyendo la Palabra de Dios y compartiendo las historias personales en la que se narraban las acciones de Dios en la vida de los creyentes, todo esto en medio de cantos y alabanzas. Para celebrar al romper el alba la nueva vida de Cristo a quien el Padre resucitó de entre los muertos.

En el Domingo de Pascua la primera lectura está tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles y nos narra el discurso de Pedro dando su testimonio de lo que hizo Jesús en vida y de cómo Dios lo resucitó de entre los muertos. Me llama la atención el cambio tan llamativo en la personalidad de Pedro. Este es el mismo hombre que negó a Jesús, es el mismo que junto a los demás discípulos se esconde para no correr la misma suerte que el maestro. Y ahora, sólo tres días después de aquellos hechos se aparece públicamente, sin miedo, afirmando: “Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver”. La segunda lectura nos explica de una manera muy sencilla en que consiste la fe, que no es sólo la aceptación de unas verdades que no entendemos, sino sobretodo vivir una vida honesta, o como dice Pablo a los Colosenses: Aspiren a los valores más altos, porque de esta manera Cristo tomará posesión de tu vida ¡No vivas una vida superficial!

Los textos del Evangelio de las misas del Sábado de Gloria y del Domingo de Resurrección son muy variados, todos ellos nos narran diferentes experiencias de encuentro con el Cristo resucitado. Quizás el punto con el que nos podemos quedar en este artículo es el misterio que se encierra en estos encuentros. No es la misma manera de relatar los encuentros de Cristo antes de la Resurrección. Hay algo nuevo que los evangelistas no saben cómo describir, porque ahora Cristo está resucitado. Y la descripción no es la de un muerto que vuelve a la vida, sino la confesión de fe de que ahora Cristo es el Señor de cielos y tierra.

En el Domingo de Resurrección podría preguntarse: ¿Cómo ha sido mi encuentro con el Cristo resucitado? ¿En que ha cambiado mi vida? ¿Por qué dejó que mi vida se llene de amargura, rencor, o de actitudes negativas?

Feliz fiesta de Resurrección y que Dios llene su vida de alegría y paz. VN

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