MAESTRO HISPANO DEDICA SU VIDA A LA LUCHA POR EDUCACIÓN EQUITATIVA

Salvador Castro, de 74 años, es un maestro retirado que ha dedicado su vida a mejorar el sistema educativo angelino para que los estudiantes hispanos tengan un acceso equitativo a la educación.

En 1968, cuando trabajaba como maestro de escuela, Castro inspiró a los estudiantes de secundaria para salir a marchar por las calles del este de Los Angeles en protesta por el maltrato a los estudiantes hispanos en el Distrito Escolar Unificado de Los Angeles (LAUSD) y para exigir reformas a los programas de estudios, en cuya versión de la historia no se incluía el aporte de los latinos.

El movimiento, organizado en la Conferencia Anual de Liderazgo Juvenil Chicano (CYLC), fue reprimido por la policía. Este episodio fue retratado en el 2006 en la película “Walkout”, dirigida por el actor Edward James Olmos y transmitida por la cadena de televisión por cable HBO.

“Cuando comencé a trabajar con los jóvenes (en 1963) me di cuenta que los muchachos sentían como una congoja al ir a la escuela, porque los maestros no los entendían y por eso se estaban atrasando”, dijo a Efe Castro, graduado de pedagogía de la universidad estatal de California en Los Angeles (Calstate-LA).

“Y comencé a preguntarme: ¿Qué será lo que está pasando? Y comencé a averiguar que si hablaban español (en las escuelas) les pegaban y si no venían vestidos propiamente como decían los profesores los suspendían”, recordó.

Según Castro, existía una suerte de racismo institucional por lo que a los hispanos en las escuelas los trataban sin respeto.

En 1963, nace la CYLC, en el sitio de retiros espirituales Hess Kramer, en donde desde entonces se realizan al menos dos conferencias anuales de estudiantes hispanos.

“En el primer campamento todos los muchachos andaban bien enojados y sólo platicaban de cómo iban a hacer los cambios en las escuelas”, recordó Castro, quien preside la organización desde 1980 de la cual han salido lideres como Antonio Villaraigosa, alcalde de Los Angeles, y Gloria Molina, Supervisora del distrito 1 de la urbe angelina, entre otros.

“Yo entré a esta organización cuando era muy joven, para ayudar con proposiciones e ideas de cómo mejorar las escuelas; pero yo vi que por las buenas no iban a cambiar esas gentes, fue entonces que los muchachos tuvieran que salirse (a marchar)”, recordó el maestro retirado, en la conferencia realizada la semana pasada.

Era 1968, y “esa fue la protesta más grande, en la historia de este país, de estudiantes de secundaria”, afirmó.

Hijo de inmigrantes mexicanos, Castro sufrió la separación de su familia por parte del gobierno debido a que en la era de “la gran depresión” económica de los EE.UU., de 1930, y hubo redadas en contra de mexicanos para deportarlos.

“El gobierno era de la idea de que los extranjeros, incluyendo los mexicanos, estaban causando la depresión”, contó Castro. “La historia no cambia, se repite, y a mi padre que tenía residencia permanente lo sacaron de aquí”.

Debido a la política estadounidense en contra de inmigrantes, su madre tenía que viajar cada seis meses para ver a su padre con el fin de mantener la relación familiar. Al final no pudieron continuar y terminaron divorciándose.

En los EE.UU., al lado de su madre, Castro continuó estudiando. En esos tiempos, al terminar la secundaria, era obligatorio servir en el ejército; por ello se enroló en la armada y al terminar de prestar su servicio militar aprovechó el beneficio de becas para educación de veteranos y así costeó sus estudios universitarios.

“En la conferencia a los jóvenes los sumergimos durante tres días para decirles que el latino y el mexicano puede agarrar becas, agarrar títulos y escribir libros”, aseguró Castro.

“Nosotros les damos un libro que está lleno de héroes latinos que han triunfado, como astronautas, artistas, deportistas, para que ellos puedan ver que también ellos pueden llegar a triunfar”, finalizó. VN

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