<!--:es-->LOS OBISPOS DE ESTADOS UNIDOS CONTINÚAN PRESIONANDO AL CONGRESO SOBRE UNA REFORMA DE INMIGRACIÓN JUSTA<!--:-->

LOS OBISPOS DE ESTADOS UNIDOS CONTINÚAN PRESIONANDO AL CONGRESO SOBRE UNA REFORMA DE INMIGRACIÓN JUSTA

“Es moralmente inaceptable, aceptar el trabajo y los impuestos de los inmigrantes sin ofrecerles protecciones”

Los obispos de Estados Unidos continúan presionando al Congreso para que legisle una reforma de inmigración comprensiva y humana el día anterior a su reunión de junio en Los Angeles.

“Nosotros urgimos a los líderes del Congreso y al presidente a que aprovechen este momento histórico y a que promulguen una medida de inmigración justa y humana”, dijo el Obispo Gerald R. Barnes, de San Bernardino, en la conferencia de prensa que se llevó a cabo en el hotel Millennium Biltmore, sede de la reunión del 15-17 de junio de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.

Al día siguiente, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, el obispo William S. Skylstad de Spokane, Washington, declaró que la actual ley y práctica de inmigración es “moralmente inaceptable y debe cambiarse”. Él publicó la declaración con la aprobación de los obispos reunidos.

Sus compañeros en el Congreso necesitan resolver las diferencias entre un proyecto de ley pasado por el Senado en mayo, que incluye muchas provisiones para una reforma comprensiva, y un proyecto de ley de la Casa que pasó en diciembre, y que se enfoca solamente en la implementación de leyes de inmigración y que criminaliza a los inmigrantes indocumentados y a quienes los asisten.

El obispo Barnes, presidente del Comité de los obispos sobre Migración, observó que los 25 millones gastados en el reforzamiento de la frontera en los últimos doce años, ha resultado en un número doble de inmigrantes indocumentados y en la muerte de unos 3 mil en el desierto. “Está claro que el solo reforzamiento, enfocado sólo a la reforma de inmigración, ha fallado”, dijo el obispo urgiendo al Senado y a la Casa a producir una propuesta de ley que pudiera resultar en una reforma comprensiva.

Una legislación comprensiva –añadió el obispo Barnes- se dirige a la raíz de las causas de la migración, de modo que la gente pueda quedarse en sus países y sostener a sus familias con dignidad; incluye medidas de seguridad que son el blanco, de manera proporcionada y humana; crea una senda visible para 11 ó 12 millones de personas estimadas que viven en los Estados Unidos ilegalmente; crea un programa de trabajadores temporales que protege los derechos de los trabajadores e incluye un programa de reunificación basado en la familia, entre otras provisiones.

“El problema no está en la frontera. El problema está en el mercado de trabajo”, dijo el obispo Nicolas Di Marzio de Brooklyn, N.Y., presidente de la Red de Inmigración Legal Católica. “Nosotros debemos de tener un mercado de trabajo seguro. Después podemos tener una frontera segura”.

Los programas de trabajadores temporales y un camino a la ciudadanía, que ha sido ganado, debería permitir al gobierno regular el flujo de trabajadores para satisfacer la demanda de los empleadores, dijo.

Los obispos reconocen que no todos los católicos están de acuerdo con ellos, y de que han recibido cartas en oposición a su pública postura a favor de una reforma de inmigración humana.

“Los obispos de Estados Unidos reconocen que la inmigración es un asunto emocional y desafiante que ha comprometido al público estadunidense, incluyendo a miembros de la fe católica” dijo el obispo Skylstad en su declaración. “Hemos escuchado de católicos y de otras personas de buena voluntad, que están de acuerdo y no están de acuerdo con nosotros en cómo responder mejor a la crisis de inmigración”.

“Cada día en nuestras parroquias, programas de servicio social, hospitales y escuelas, somos testigos de las consecuencias humanas de un sistema de inmigración que es seriamente defectuoso” añadió. “Las familias son divididas, los inmigrantes son explotados y abusados por contrabandistas y traficantes de humanos y, en algunos casos, hombres, mujeres y niños que tratan de venir aquí en busca de una vida mejor, perecen en el desierto de los Estados Unidos”.

El obispo Skylstad dijo que la actual política de inmigración daña “la dignidad básica y la vida de la persona humana” y “necesita ser reformada urgentemente”.

Él dijo que los obispos “continuarán trabajando con el Congreso y el presidente para promulgar una reforma de inmigración comprensiva” estableciendo leyes que sean “justas y humanas y que reflejen los valores de –justicia, oportunidad y compasión- sobre los cuales nuestra nación, una nación de inmigrantes, fue construída”.

El Cardenal Rogelio M. Mahony, de Los Angeles, dijo en la conferencia de prensa que a él se le había preguntado porqué la Iglesia se ha involucrado en este problema. “Es el mandato de nuestro evangelio”, dijo el arzobispo refiriéndose al evangelio de Mateo en el cual Jesús exhorta a sus seguidores a alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos y acoger al extranjero.

En parroquias, escuelas, hospitales y programas de servicio social católico, los obispos han escuchado muchas historias de cómo inmigrantes están sufriendo bajo el sistema actual, dijo el Cardenal Mahony. Los inmigrantes indocumentados son forzados a vivir al margen de la sociedad y son vulnerables a la explotación. “Este sufrimiento debe terminar”, dijo.

El actual sistema de inmigración, añadió el Cardenal Mahony, “es moralmente inaceptable, aceptar el trabajo y los impuestos de los inmigrantes sin ofrecerles protecciones”. Ahora los inmigrantes están siendo usados como pretexto para los problemas de la nación, dijo.

El Cardenal Mahony añadió que las leyes y las políticas deben “servir a la dignidad humana básica y deben proteger la vida humana”.

Al obispo Gerald F. Kicanas, de Tucson, Arizona, miembro del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, se le unieron otras tradiciones de fe en un esfuerzo ecuménico fuerte para “articular una posición moral sobre un problema complejo”.

El obispo auxiliar Jaime Soto, de Orange, enfatizó que para que trabaje una nueva ley, debería ser eficiente y simple de seguir. La actual proposición del Senado es de 796 páginas. El obispo Soto, quien sirve en el Comité de la Red de Inmigración Legal católica, también presentó la necesidad de eliminar el tráfico humano: el contrabando de hombres, mujeres y niños con el propósito de explotarlos en el mercado de trabajo.

El obispo DiMarzio urgió a que se permita a los inmigrantes aplicar por una tarjeta verde por ellos mismos, sin depender de un empleador. “Nosotros no necesitamos contratos para tener siervos en nuestro país” dijo.

En respuesta a la pregunta de un reportero sobre si algunos legisladores están endureciendo sus posiciones contra una reforma de inmigración, el obispo Barnes dijo que en tanto que algunas personas siempre se opondrán a la reforma, “Yo creo que la mayoría del público americano quiere hacer lo correcto”.

El obispo Thomas G. Wenski, de Orlando, Fla., señaló las nuevas alianzas entre organizaciones tales como las uniones de trabajadores y las cámaras de comercio.

“El electorado a favor de la reforma de inmigración, es amplio”, dijo el obispo, que preside el comité de política internacional de los obispos de EE.UU. VN

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