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EL PARTIDO REPUBLICANO PONEN EN RIESGO EL APOYO DE LOS HISPANOS

El Partido Republicano sigue dominado por gente blanca y eso, sumado a su línea de “mano dura” contra los inmigrantes, dificulta su acercamiento a las minorías negra e hispana en EEUU, aseguraron expertos consultados por Efe.

Pese a que, según las proyecciones de la Oficina del Censo, los blancos pasarán a ser minoría en 2042 -ocho años antes de lo previsto-, el Partido Republicano aún no refleja la diversidad étnica de Estados Unidos.

Para entonces, la población estadounidense, de unos 440 millones, se parecerá más a la que ya prevalece en estados como Texas, Hawai, Nuevo México y California, donde dominan las minorías.

Los negros son el 12,4 por ciento de la población, y los hispanos el 14,8 por ciento.

Pero en la Convención Republicana, que concluyó en St. Paul (Minesota) cuando John McCain aceptó la candidatura presidencial, dominaban los rostros blancos.

Sólo 36 de los 2.380 delegados que concurrieron al Xcel Energy Center son de raza negra, el número más bajo en los últimos 40 años, indicó el Centro Conjunto de Estudios Económicos y Políticos, una organización no gubernamental.

Según Yohanna de la Torre, una portavoz republicana, sólo un 13 por ciento de los participantes pertenece a grupos minoritarios, en comparación con el 17 por ciento de los que asistieron a la Convención en Nueva York en 2004.

Las convenciones de ambos partidos han puesto de manifiesto las tendencias sociopolíticas desde la década de 1960, en las que la clase empresarial y la gente adinerada se han decantado principalmente por los republicanos, y las clases media y trabajadora, por los demócratas.

Expertos consultados por Efe coincidieron en que el Partido Republicano debe abrirse si quiere recuperar el terreno perdido entre las minorías.

“Me parece desaconsejable apelar a un grupo que será minoría en unos cuantos años… existe la percepción de que los republicanos sólo pueden ganar elecciones cuando ondean la bandera” y enarbolan el patriotismo, dijo Erwin Hargrove, profesor emérito de Ciencias Políticas de la Universidad Vanderbilt en Tennessee.

Agregó que los republicanos perdieron el voto negro bajo la presidencia de John F. Kennedy “y no han podido recuperarlo completamente”, si bien el partido atrae a quienes han ascendido socialmente.

Como indica la plataforma aprobada, el ala derecha del Partido Republicano ha impuesto su postura en contra de una amnistía para los inmigrantes indocumentados, causando la repulsa de organizaciones hispanas.

Esa postura, continuó Hargrove, contraviene el pragmatismo de McCain “y pone en riesgo el apoyo de los hispanos”.

El demógrafo Gabriel Acevedo, de la Universidad de Texas en San Antonio, señaló que “al Partido Demócrata se le ve como el que puede proveer una red más amplia de protección social para los pobres y la clase trabajadora”.

“No sorprende entonces que las clases media y baja tengan una mayor representación en el Partido Demócrata, en cambio los más ricos sienten una mayor conexión con los republicanos, que prometen recortarles los impuestos”, explicó.

En todo caso, el grueso de los votantes se sitúa en la estrujada clase media y es allí donde se libra la principal batalla entre los dos partidos en este ciclo electoral.

“Ambos partidos necesitan el dinero de los ricos y el respaldo financiero de las élites, pero también necesitan el voto de la clase media, que constituye el mayor bloque electoral del país. Los pobres no tienen dinero y muchas veces no votan”, enfatizó.

Para Acevedo, el campo minado que representa el tema migratorio ha hecho que los republicanos hayan perdido parte del apoyo que consiguió el presidente George W. Bush en 2004, cuando ganó la reelección con el 44 por ciento de los hispanos, sobre todo por su compromiso con la reforma.

Durante una conferencia telefónica, Frank Sharry, director ejecutivo de “America’s Voice”, y Andrés Ramírez, del New Democratic Network (NDN), lamentaron que McCain haya modificado su apoyo a la reforma, enfatizando la seguridad fronteriza, “para mantener su viabilidad en las primarias”.

Para ambos, la respuesta a la inmigración ilegal no está en redadas y deportaciones masivas sino en una reforma que combine la seguridad fronteriza, castigos para quienes abusan de los indocumentados, y la legalización de los extranjeros clandestinos.

La campaña de McCain rechaza las críticas y acusa a Obama de elitismo, a la vez que insiste en que sus propuestas promueven la seguridad nacional y la prosperidad económica para todos los estadounidenses.

La apuesta de McCain por la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como parte de su binomio podría ser un señuelo para conquistar el voto de las mujeres, los independientes y la clase trabajadora, en particular en las pequeñas localidades del país.

Es el mismo reto que afronta Obama. VN

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