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DOCE AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

De la clase más numerosas en décadas surgen nuevos sacerdotes listos para asistir al prójimo

Rodeados de una congregación repleta de clérigos, religiosos y laicos, 12 hombres de diversos orígenes y lugares de nacimiento, fueron ordenados sacerdotes por el Cardenal Rogelio Mahony en la Catedral de Nuestra Señora de los Angeles, el 31 de mayo.

“Casi todos los continentes del mundo están representados en este grupo que representa muy bien la diversidad de esta Arquidiócesis”, dijo el Cardenal Mahony en sus palabras de bienvenida, las cuales repitió en cinco lenguajes nativos de los candidatos transicionales del diaconado al sacerdocio: inglés, igbo, español, tagalog y vietnamés.

En su homilía, el Cardenal Mahony dijo a los 12 miembros de la clase de ordenación 2008, que ellos necesitan estar preparados para una realidad vocacional: Las sorpresas de Dios, que, dijo el Cardenal, comenzaron para él inmediatamente después de su ceremonia de ordenación. Al abrir su carta de asignación, se dio cuenta de que pronto iba a ser enviado a la Universidad Católica de América para hacer estudios de trabajo social.

Después de haber terminado 20 años de escuela, “y esperando con ansiedad ir a una parroquia y comenzar mi ministerio”, dijo el Cardenal que estaba inicialmente sorprendido. Añadió que él experimentó una reacción similar años después, cuando fue nombrado Obispo Auxiliar en Fresno, y eventualmente, Arzobispo de Los Angeles.

“Dios siempre sorprende en nuestras vidas, trabajando mejor que nuestro propio plan”, declaró el Cardenal Mahony. “De modo que, al iniciar su propia vida y ministerio sacerdotal, yo realmente los animo a estar atentos y listos para responder a las sorpresas de Dios en su vida”.

Refiriéndose a la segunda lectura (1 Pedro 4, 7–11), el Cardenal Mahony señaló la importancia de estar al servicio unos de otros. “A cada uno de ustedes se le dará un don especial, una gracia especial para las sorpresas de Dios en su vida”, dijo el Cardenal. Un “apoyo especial” para vivir en gracia las sorpresas de Dios, señaló, se resumen en una cita de la religiosa inglesa y crítica de arte, Hermana Wendy Beckett: “El acto esencial de la oración es permanecer desprotegido delante de Dios”.

“Esto, –dijo el cardenal–, es donde Dios nos ama más, nos ama tal como somos, como quienes somos –y no por lo que hemos hecho o no. Pero por lo que somos en nuestra condición de pecadores, nuestras faltas, nuestros defectos, nuestras alegrías, nuestras tristezas: desprotegidos delante de nuestro Dios. Y ustedes encontrarán una profunda paz y alegría, y podrán comunicar ese amor de espiritualidad a otros”.

En tanto que el rito de ordenación progresaba, los candidatos hicieron cada uno promesas de fidelidad; el Cardenal impuso sus manos sobre ellos, que estaban vestidos con alba y estola, y recibieron el saludo de paz de cada uno de los sacerdotes presentes. Muchos en la congregación lloraban a la vista de la nueva representación de la sucesión apostólica.

170 clérigos bendijeron individualmente a los recién ordenados que permanecían de rodillas en las gradas del altar.

Otro momento muy emotivo tuvo lugar antes de la bendición final, cuando el Cardenal Mahony pidió que dieran un paso adelante los jóvenes que en la congregación estuvieran considerando el sacerdocio. Más de 25 hombres se unieron al Cardenal en el altar para recibir el aplauso extendido, haciendo eco, como un invisible aguacero que resonó en toda la catedral. El Cardenal Mahony dijo que él sabía que el Señor enviaría hombres “aquí. Esto nos da esperanza para el futuro”.

Después de la ordenación, los recién ordenados dieron su primera bendición en la Plaza de la catedral. Ethan Southard, 29 años, uno de los hombres que respondieron al llamado del Cardenal Mahony para aquéllos que estuvieran pensando en hacerse sacerdotes, dijo que él pensaba que el servicio de ordenación de dos horas y media “fue absolutamente hermoso. Fue muy emocionante ver a todos esos sacerdotes darse a sí mismos a Dios. Esto tocó mi corazón con el poder del Espíritu Santo”.

Cameron Troxell, un feligrés de Nuestra Señora de la Asunción, en Claremont, que estaba haciendo fila para recibir la bendición del Padre Leo Ortega, dijo que el recién ordenado, a quien ha conocido desde hace dos décadas, tiene muchas cualidades para el sacerdocio. “Él va a ser un gran sacerdote porque es un hombre de oración. Hace ya 20 años, él tenía el hábito regular de la oración. Es muy compasivo y muy paciente con la gente”, dijo Troxell, que ayudó a vestir al Padre Ortega con la estola y la casulla.

Philomena Okpala, parroquiana de la iglesia de la Encarnación, en Glendale, quien esperaba para recibir la bendición del Padre Fidelis Omeaku, dijo al Tidings por qué el originario de Nigeria “será absolutamente un extraordinario sacerdote. Él es muy comprometido, le gusta la gente y es muy humilde. También sabe escuchar a la gente y se preocupa por ella”, dijo Okpala.

El Rev. Lynn Enloe, un pastor de la iglesia Evangélica Luterana en América, que conoce a los recién ordenados sacerdotes por las clases de Teología que tomaron con él en el Seminario de San Juan, en Camarillo, hace una predicción para la clase de ordenados 2008: “Yo creo que todos ellos van a ser fantásticos sacerdotes”.

Los recién ordenados celebraron su primera misa el pasado fin de semana en las parroquias de su hogar, y el 1º. de julio comenzarán a servir en sus nuevos nombramientos. Los ordenados y sus nuevos nombramientos son: Padre Ray Campos, Nativity, El Monte; Padre Ángel Castro, St. Columbkille y Nativity, Los Angeles; Padre William Crowe, Jr., St. Peter Claver, Simi Valley; Padre Timothy Klosterman, St. Monica, Santa Mónica; Padre Thai Le, St. Paschal Baylon, Thousand Oaks; Padre Long Nguyen, St. Emydius, Lynwood; Padre Brian Nunes, Mary Star of the Sea, San Pedro; padre Fidelis Omeaku, St. Mary, Palmdale; Padre Leo Ortega, St. Thomas the Apostle, Los Angeles; Padre Preston Passos, St. Charles Borromeo, North Hollywood; Padre Hieu Tran, Sacred Heart, Lancaster, y Padre Ricardo Viveros, St. Genevieve, Panorama City. VN

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