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DESPUÉS DEL CASO HOBBY LOBBY

Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ, Arzobispo de Los Ángeles

4 de julio de 2014.- La Corte Suprema de los EE.UU. tomó una buena decisión esta semana al reconocer que los propietarios de Hobby Lobby pueden seguir sus creencias religiosas y su conciencia en el manejo de su empresa familiar.

La decisión de la Corte en el caso Burwell vs. Hobby Lobby Stores, Inc. fue restringida y específica para las empresas familiares pequeñas.

Los jueces no resolvieron los problemas más amplios que se han suscitado por la exigencia de nuestro gobierno de que la mayoría de los empleadores estadounidenses proporcionen cobertura del control de la natalidad, aborto y esterilización en sus planes de salud.

El mandato del gobierno siempre ha ido más allá del control de la natalidad y el aborto. De hecho, por mucho tiempo Hobby Lobby viene ofreciendo a sus empleados esa cobertura y continuará haciéndolo, pero estos hechos no son reportados en muchos medios de comunicación.

Pero las preguntas más importantes suscitadas por este mandato tienen que ver con el poder del gobierno y con el papel que las instituciones basadas en la religión y en la fe tienen en la vida estadounidense.

Algunas de las preguntas son las siguientes:

— ¿Es la religión algo personal que practicamos en casa o en las iglesias, templos y mezquitas? ¿O es una forma de vida que guía y dirige todo lo que pensamos y hacemos?

— ¿Puede el gobierno exigir que abandonemos nuestras convicciones religiosas como el “precio” que hemos de pagar para participar en la vida económica y política de Estados Unidos?

— ¿Tienen las instituciones religiosas que renunciar a su identidad religiosa para poder llevar a cabo su misión en la sociedad?

Estas son preguntas que tienen muchas implicaciones para el futuro de Estados Unidos, para nuestra libertad como ciudadanos y creyentes, y para la misión de la Iglesia en la sociedad estadounidense. Y son preguntas sobre las que cada uno de nosotros —como creyentes y como ciudadanos— debemos reflexionar.

Nuestro país siempre se ha distinguido por su compromiso con la libertad religiosa y con la libertad de conciencia.

Esto ha conformado una sociedad que es notoriamente diversa y que permite a gente con muy diversos estilos de vida y puntos de vista, vivir juntos en paz.

El testimonio público y las buenas obras de las personas e instituciones religiosas han dado forma a nuestro tejido social en áreas que van desde la educación y el cuidado de la salud, a la caridad y a la defensa de los derechos civiles y de la justicia social.

Y la sociedad norteamericana siempre ha respetado el papel que desempeñan las instituciones religiosas en la prestación de servicios vitales —a los pobres, a las personas sin hogar, a los inmigrantes— para nuestra sociedad.

Siempre ha habido una buena colaboración entre instituciones gubernamentales y religiosas. Nuestra capacidad de trabajar juntos por el bien común siempre ha dependido de que las instituciones religiosas tengamos la libertad de ser lo que somos.

Pero en los últimos años, hemos experimentado cómo el gobierno ha ido tratando de presionar a las instituciones religiosas para que ofrezcan programas y servicios que son contrarios a su misión religiosa y a sus enseñanzas morales.

Muchas instituciones católicas, inclusive organizaciones de beneficencia, hospitales, universidades y organizaciones católicas independientes, han cuestionado el mandato sobre anticoncepción del gobierno como una violación de su libertad religiosa.

En el caso de Hobby Lobby, la Corte Suprema no tomó en consideración esas objeciones, que se han estado abordando en casos separados, aún pendientes en tribunales inferiores.
Sin embargo, la Corte sí determinó que el mandato del gobierno viola una tradición estadounidense antigua que protege a los individuos de ser obligados a hacer cosas que violen sus conciencias.

La Corte ha señalado que tenemos políticas que protegen a las personas que no quieren realizar abortos o asistir en suicidios o participar en la pena de muerte.

Sin embargo, con el mandato sobre los anticonceptivos, el gobierno está diciendo ahora que sus programas y políticas deberían tener prioridad sobre las convicciones religiosas, no importa cuán profundamente arraigadas estén.

Y ésta es una evolución peligrosa para nuestra democracia.

El juez Samuel Alito pareció reconocer esto en su opinión por la mayoría en la Corte Suprema. Él dijo que la lógica del gobierno llevaría a exigir que las empresas pagaran por los suicidios asistidos y por los abortos en el tercer trimestre en los estados donde estas prácticas son legales.

Por ahora, la Corte Suprema ha rechazado esta lógica como una intromisión en la libertad religiosa fundamental de las pequeñas empresas, como Hobby Lobby.

Pero esta semana, en que celebramos la fundación de nuestra nación, tenemos que orar por nuestros prójimos y por el futuro de nuestra nación.

En este 4 de julio, tenemos que dar gracias a Dios por las bendiciones de la libertad. Tenemos que comprometernos en la restauración y la renovación de la cultura y la sociedad civil estadounidense. Tenemos que trabajar por un país que respete el lugar de la religión y que proteja el derecho fundamental de todos los hombres y mujeres a buscar la verdad y a vivir de acuerdo a sus creencias.

Pidámosle, pues, a nuestra Santísima Madre María que nos ayude a lograr un nuevo nacimiento de la libertad religiosa en nuestro país, para que podamos vivir como una familia y compartir las bendiciones de la libertad con los demás, trabajando juntos para construir una sociedad de la verdad y la justicia. VN

El nuevo libro del Arzobispo José H. Gomez, “Inmigración y el futuro de Estados Unidos de América”, está disponible en la tienda de la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles. (www.olacathedralgifts.com).

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