CON EL DACA EN LA MANO

CON EL DACA EN LA MANO

Por PAULINA HERRERA

Soñar no cuesta nada dice un dicho popular, pero en Estados Unidos un “dreamer” es mucho más que un soñador. Es la generación que paradójicamente ha despertado la solidaridad de millones de migrantes al ver amenazado el futuro de cientos de miles de jóvenes que no nacieron en este país pero que han crecido alimentado un amor por una bandera y una nación que hasta ahora, ha sido su hogar, refugio y porvenir.

De entre muchas, las historias de los jóvenes dreamers (aquellos que llegaron involuntariamente en la infancia, la mayoría traídos por sus padres), se desprenden de las estadísticas para poner nombre, apellido, rostro, corazón y sonrisas a esa generación que ha unido a la comunidad migrante que hoy por hoy tiene una voz fuerte, vigorosa y ¡bilingüe!

Los hermanos Viramontes, los gemelos González y Yesica Salgado, comparten con VIDA NUEVA su historia y razones del por qué Estados Unidos es su hogar y cómo el DACA, -la acción ejecutiva de Barack Obama de 2012-, ha impactado su vida, la de su familia y la de su comunidad.

VIRAMONTES: MIGRANTES, DREAMERS Y ¡EMPRESARIOS!

La llave mágica para la expansión de su negocio de “Dulces Colibrí” es el DACA, afirma Ignacio Viramontes, que junto a sus hermanos Yasmín y Uriel, vinieron de Puebla, México, en diciembre de 1997 cuando eran niños.

Los tres cuentan con el alivio contra la deportación y un permiso de trabajo que al vencerse, no tendrán oportunidad de renovar porque el Presidente Donald Trump ordenó la cancelación del programa DACA para el 5 de marzo de 2018.

Sin embargo, también por instrucciones ejecutivas, ninguno de los hermanos Viramontes es prioridad de deportación porque la Administración Trump está enfocada en buscar, atrapar y deportar a “criminales”, no a jóvenes emprendedores.

Eso lo tienen claro Ignacio, Yasmín y Uriel, que al obtener los beneficios de DACA, se enfocaron en desarrollar la empresa familiar fundada en Los Ángeles hace 15 años por sus padres Ignacio y Martha.

Las funciones en Colibrí están muy bien definidas: Ignacio se encarga del marketing, diseño, administración y finanzas. Yasmín de empaque, órdenes y pedidos. Uriel es el encargado de realizar las recetas y experimentos para nuevos productos.

A la semana, miles de libras de pistachos, mango, tamarindo, chile, limón, ajo y ricas especies, son parte de la materia prima del negocio de los Viramontes, empresa que aseguran, ha triplicado sus ventas desde que con el DACA en la mano, pudieron obtener un número de seguro social, obtener créditos y desarrollar un plan de marketing que culminó recientemente con un sueño: la distribución de su producto en Amazon.

EL MILAGRO DE NACER DOS VECES

Eduardo y Sergio González llegaron a Estados Unidos en el año 2001 procedentes de la Ciudad de México junto con su mamá Claudia Guadalupe Dimas. Se encontraron con su padre Bruno que llegó un año antes.

“Tienen 19 años…en menos de un minuto es más grande uno del otro”, dice la mamá Claudia.

En 2012 solicitaron los beneficios de DACA y en diciembre pasado realizaron una renovación que llegó sin complicaciones en febrero de este año.

Dos noticias sucedieron en menos de dos semanas: una buena y una mala. La buena es que recibieron sus permisos de trabajo y protección a la deportación hasta 2019.

La mala es que fueron confundidos en una esquina de Los Ángeles cuando estaban cenando en una lonchera y fueron atacados a balazos. Eduardo recibió cinco tiros. Sergio escuchó el paso de los proyectiles rozando su cabeza. Actualmente ambos están sanos y salvos “a Dios gracias”, agrega Claudia.

Un reporte policiaco destaca que fueron víctimas del crimen callejero y ese reporte fue clave para iniciar un proceso de Visa U que los beneficiará a ellos y a sus papás para obtener la residencia permanente rumbo a la ciudadanía.

Pase lo que pase con DACA, los gemelos González tienen una vía para su legalización, algo con lo cual no contaban pero que agradecen como el milagro de nacer dos veces…con segundos de diferencia.

ACCIÓN RÁPIDA Y A FAVOR

Yesica Salgado Beltrán nació en Morelos. Vino a Estados Unidos en el año 2000 con 15 de edad. En 2013 la inquietó la idea de su estatus legal y sin muchas ilusiones acudió al despacho de Los Angeles Immigration Attorneys.

“No tenía nada que perder”, afirma. Aun cuando no había terminado la High School, Yesica pudo obtener su permiso de trabajo, número de seguro social y licencia de conducir, lo que “me abrió muchas puertas para conseguir un trabajo y volver a la escuela”, asegura.

Ahora, con la cancelación de DACA, Yesica es de las afortunadas que acaba de recibir su permiso de trabajo y la protección contra la deportación por lo menos hasta finales de 2019.

Casada y mamá de dos estadounidenses, Jessica de 13 años de edad y José de 3, esta joven dreamer pide a los congresistas -republicanos y demócratas- que vean más allá de los números y trabajen en una propuesta justa para todos. “Es importante que dediquen tiempo para la iniciativa de ley que nos proteja (a los dreamers) y den solución antes del 5 de marzo”, dice Salgado, concluyendo que “DACA me devolvió la fe de un futuro mejor y eso no es un sueño, es el patrimonio de mis hijos”. VN

Share