La ‘carga pública’ del trumpismo

La ‘carga pública’ del trumpismo

David Torres

No pasa una semana sin que el actual gobierno de Estados Unidos sorprenda a la sociedad y al mundo con una nueva propuesta, condena, mofa o ataque, sobre todo cuando se enfoca en su “enemigo” favorito: los inmigrantes. Esta vez ha tocado el turno a los que, según su criterio, podrían ser considerados una “carga pública”.

Sin ser aún una propuesta formal, reportes de prensa han indicado que el Departamento de Seguridad Nacional pretende limitar la inmigración legal e incluso poner candados a las naturalizaciones y residencias permanentes, en función del uso o no de asistencia social (welfare), estampillas de comida, Medicaid, CHIP, ACA, etc.

Es decir, programas a los que recurren básicamente las comunidades de escasos recursos económicos. Esto es, un nuevo ataque a los pobres.

Pero la actual insistencia oficial en el sentido de que los inmigrantes usan y abusan de dichos programas sociales tiende a la simplificación fácil, que a su vez va perpetuando un estereotipo que cada estudio serio echa por tierra: los inmigrantes vienen a trabajar, no a vivir a expensas del estado, además de que la inmensa mayoría no conoce dichos programas, ni son elegibles para recibir asistencia social, sin contar con que los residentes permanentes deben esperar años para potencialmente ser beneficiarios. Y en medio de todo eso, pagan impuestos que van a parar también a tales programas, incluyendo el Seguro Social, del que lamentablemente muchos de esos inmigrantes no verán un centavo.

Esto es, de entrada el enfoque de su nuevo ataque sería erróneo, mismo que además no toma en cuenta el aspecto cultural de la cuestión: la gran mayoría de los inmigrantes responderá que le daría pena solicitar ayuda de esa naturaleza, salvo que se encuentre en una situación extremadamente desesperada, pero que si tiene la oportunidad de trabajar, tener un ingreso y labrarse un camino para él y su familia, simplemente no optaría por este. Cuestión de tradiciones de las sociedades en crisis permanentes.

De este modo, quienes asesoran al presidente en esta materia solo demuestran que no conocen el fenómeno migratorio en toda su extensión y complejidad, de tal manera que se limitan a idear ataques para reducir su fuerza económica y su avance demográfico, intentando borrar de la historia de este país su influencia y su legado. Especialmente cuando se trata del inmigrante latino, su actual objetivo a debilitar.

Así, los cada vez más inocultables “criterios” de depuración étnica encubierta en políticas migratorias que ha puesto en práctica desde el principio el actual gobierno de Estados Unidos colocan a esta nación en un peligroso sendero histórico ya conocido y padecido por otras sociedades, cuya falta de visión los convirtió en “carga pública” de la historia, de la que jamás podrán recuperarse.

El “trumpismo”, de este modo, es ya la más pesada “carga pública” de la conciencia humana contemporánea, pues bloquear todos los accesos al tipo de inmigrante que no le gusta, por racismo o xenofobia, es la definición que más se acerca a la política migratoria impuesta por el gobierno que la promueve, para vergüenza de la dignidad humana. Y con esa imagen tendrá que cargar este país por mucho más tiempo del que supone.

David Torres

David Torres