BAJO EL SOL DE VENICE, UN PARAÍSO PERDIDO

BAJO EL SOL DE VENICE, UN PARAÍSO PERDIDO

Esta ciudad frente al Océano Pacífico es el segundo sitio del condado angelino donde habitan más indigentes

Por ALICIA MORANDI

“En el mar la vida es más sabrosa…”, recita una canción, pero quizás no lo sea tanto para los desamparados que viven en los alrededores de la playa Venice, en el Sur de California.

La indigencia es particularmente crítica en esta ciudad pintoresca, vibrante y hasta caótica en el oeste de Los Ángeles, conocida por sus canales al estilo de la Venecia de Italia, artistas, malabaristas, músicos, artesanos, y su extensa playa con una peatonal de dos millas y media de largo, que entre sus atracciones se halla el famoso gimnasio “Muscle Beach Gym”, que popularizaron los fisicoculturistas Arnold Schwarzenegger- actor y ex gobernador de California- y Lou Ferrigno, conocido por su personaje “The Incredible Hulk”.

Se calcula que en Venice radican más de 2,500 individuos sin hogar, entre los cuales hay víctimas de violencia doméstica, dicapacitados físicos y/o mentales, adictos a drogas, veteranos de guerra, y un porcentaje elevado de “indigentes crónicos”, de acuerdo a datos recientes de Los Angeles Homeless Services Authority (LAHSA) Homeless Count.

El 81% son hombres y el 19% mujeres. “Puppy” (cachorro) es una de ellas. Se acomoda un mechón de su cabello reseco detrás de la oreja antes de responder cómo se llama. Dice que muchos de los que viven en las calles usan sobrenombre -como ella-, y da a entender que éste es una especie de máscara que les protege y hace sentir con cierto poder. Sus ojos tiernos en verdad se parecen a los de un cachorito necesitado de cariño. El sol de la playa curtió su piel y a sus 21 años parece mucho mayor.

Hace un tiempo se instaló en esta ciudad playera después de brincar por el sistema de hogares de crianza desde sus 8 años debido a un padrastro abusivo y una madre drogadicta. A los 18 tuvo que lanzarse por su cuenta. Trató de hallar empleo, lo logró por un tiempo pero el alto costo de vida en Los Ángeles y el alza de los alquileres la orillaron a las calles. Primero a las de Hollywood, después a las de Venice Beach, donde según dice se siente más cómoda que en otras partes porque sus residentes “parecen más tolerantes” con los indigentes. Además hay algunos centros que la dejan darse un baño, y le ofrecen comida y ropa limpia que ha sido donada. En verano pasa horas en la biblioteca pública Abott Kinney para protegerse del calor. Y en el “boardwalk” (peatonal) que bordea el océano, por varias cuadras se une a las filas de turistas y se mete en las tiendas a revolver la mercadería, probarse camisetas, gorras y contemplar largamente los souvenirs. Confiesa que le gusta que la confundan con una turista y no se den cuenta que no tiene adónde ir y que a menudo tiene hambre.

Conoce bien a varios de los personajes del lugar, dice. Como por ejemplo hay un hombre musculoso con un diminuto bikini de leopardo que enrolla serpientes de goma en sus hombros y cuello. Otro con un turbante blanco tocando una guitarra en patines y que le han dicho que es famoso. Además vendedores de marihuana medicinal, y raperos que abordan a los paseantes ofreciéndoles grabaciones de sus composiciones.

Cada mañana, cuando el sol empieza a calentar el pavimento, Puppy se hace la misma pregunta: “¿Qué voy a hacer hoy?”, y su estómago le ofrece la respuesta. Por eso comienza el día con esfuerzos para poner comida dentro de él. Es su “meta diaria”, dice.

CONTRASTES

“La cantidad de gente viviendo en nuestras calles está creciendo -particularmente en Venice- y el número de campamentos en nuestras aceras se ha disparado. Por décadas la gente ha esperado que los indigentes desaparezcan o que sea un problema a cargo de la policía de Los Ángeles. Esto se ha vuelto una crisis”, expresó el Concejal del Distrito 11 de L.A., Mike Bonin, cuando proponía que se votara a favor de la Medida HHH, que el pasado noviembre recibió un amplio apoyo de los electores y hoy es ley. La HHH busca combatir la indigencia de una manera integral, proveyendo viviendas a los desamparados y mejores servicios de salud, incluyendo la mental, entre otros. La mayoría de desamparados con enfermedades mentales del condado angelino se encuentra en Venice, según LAHSA.

Esta problemática de indigencia no le impide seguir siendo el segundo lugar favorito de los turistas del Sur de California, después de Disneyland, según su Cámara de Comercio. Cada año, alrededor de 10 millones de visitantes, mayormente entre los 25 y 34 años de edad, pasean por su playa y peatonal. Además, empresas de tecnología como Snapchat y Google escogieron a Venice como su lugar favorito para instalarse, y lo mismo sus empleados, que usualmente perciben muy buenas remuneraciones y comparten espacio con esta creciente población sin hogar.

“Vivir en la calle es estresante; hay que mantenerse a salvo porque aquí pasan muchas cosas, como las drogas. Puede ser muy difícil decir no”, dice Puppy, y admite que para las muchachas es todavía peor. “Si estás sola, te ven como un pedazo de carne. Aprendí a caminar como que no tengo miedo, y llevo un cuchillo, pero hay tipos que son más fuertes que yo y podrían partirme a la mitad”.

Afirma que prefiere pedir dinero antes de prostituirse o vender drogas. A menudo pasa la noche en una improvisada tienda de campaña de nylon en un callejón que desemboca en la peatonal junto a dos “compañeros”. A una le falta un diente del frente, cuenta. Un miembro de una pandilla local trató de abusar de ella y al resistirse la golpeó. Un crimen que ha quedado impune. El otro es un chico de Ohio que vino a California hace meses porque quiere ser cantante y famoso. Una ordenanza de la ciudad no permite a los indigentes dormir en los alrededores de la playa después de las 6 de la mañana. No pueden regresar hasta las 9 p.m. Pero por lo general en las noches ella se mantiene alerta. Prefiere esto a dormir en un albergue. Dice que tienen muchas reglas y eso no le gusta.

MANOS AMIGAS

Centros locales como St. Joseph Center, “Safe Place for Young” (SPY) y otros tratan de asistir, pero a veces no dan abasto.

Las consecuencias de vivir a la intemperie son perjudiciales, sostiene Steven Butler, asistente del vicepresidente de programas del St. Joseph Center. “Es traumático tratar de sobrevivir en la calle. Los desamparados se preguntan cuándo podrán encontrar un baño o una comida o lavar su ropa; además están más expuestos a que los ataquen física y sexualmente. Los jóvenes son más vulnerables a ser víctimas de tráfico sexual o drogas. Hay pandillas como la ‘Shoreline Crips’ que en ocasiones los explotan y les hacen pagar ciertas tarifas para estar en algunos lugares”.
Según Butler, “Venice es una parte de lo que está pasando en todo Los Ángeles. Queda poca disponibilidad de vivienda; sólo el 2 ó 3 por ciento. Y cada año llegan individuos de otros estados con buen nivel de educación y preparación porque les atrae mucho vivir en L.A. Están compitiendo con gente de muy bajos recursos y menos preparada que también quiere vivir aquí, y que queda en desventaja”.

Venice Beach es la segunda comunidad con más desamparados del condado angelino; la primera es Skid Row, en el centro de L.A.

“Desde los años 60 y 70 ha habido una historia de muchos indigentes en esta ciudad”, dice Butler, “particularmente porque el clima es agradable y existe una cultura de artistas bohemios que procuran vivir de su arte. Hay gente que viene de otras partes solamente para estar cerca de la playa y a veces no pueden competir en el mercado laboral. Además, aquí se ofrecen muchos recursos para indigentes y así se va formando una comunidad de ellos”.

El entrevistado dice que el St. Joseph Center busca ser parte de la solución. “Necesitan viviendas dignas y recursos variados para su salud física y mental, y combatir el abuso de drogas. Hacemos lo posible para ayudarlos en lo que necesiten. Por eso nuestro equipo sale a las calles y habla con ellos y les facilitan recursos para satisfacer sus necesidades básicas”.

St. Joseph también dirige el “Homeless Center” en Venice, y hay otro en el Sur de L.A. En éste facilitan duchas, y también tienen terapeutas para ofrecer servicios de salud mental. Asimismo, el “Bread and Roses Cafe” es parte de este centro, y los indigentes que se inscriben pueden comer allí. “Se sienten bien cuando entran y piden algo del menú y alguien se los lleva a la mesa”, dice Cynthia Martínez, trabajadora comunitaria del Grupo E6 del St. Joseph Center, quien agrega que el centro sirve a individuos y familias de desamparados de todas las edades.

De lunes a viernes, Cynthia sale con el grupo a las 9 de la mañana y recorre las inmediaciones de Venice acercándose a los desamparados y ofreciéndoles ayuda. Nueve personas con diversas experiencias y especializaciones realizan la labor, entre las que se encuentra una consejera para combatir problemas de adicciones.

“Algunos del grupo han tenido la experiencia de ser indigentes y su punto de vista nos ayuda mucho a lidiar con alguien que no tiene hogar, que ha sufrido violencia doméstica, etc. Nuestro propósito es brindar los recursos que necesitan durante todo un proceso -que es largo-, y poco a poco se va evaluando qué necesitan para ir preparándose a tener un hogar”, dice Martínez.

No siempre la ayuda es bienvenida. “Encontramos personas que quieren nuestra asistencia, pero hay otros que nos dicen que no los molestemos, que no necesitan nada. El grupo no se deja vencer y sabemos que quizás ese no fue el día indicado, pero mañana será otro día y regresaremos a ellos”, agrega la trabajadora comunitaria.

El St. Joseph Center une esfuerzos con “Safe Place for Young” (SPY), un centro que de lunes a viernes sirve a jóvenes indigentes brindándoles baños, comida, ropa limpia, artículos de higiene personal, bolsas de dormir y mochilas, o simplemente un espacio para una siesta. La comida es 100% donada y servida por voluntarios. Por su parte, el Wellness Center, patrocinado por la Clínica Venice Family, les ofrece atención médica y dental y asistencia para suscribirse al programa MediCal. En tanto que estudiantes de UCLA organizan grupos de terapia a través de proyectos artísticos.

Cualquier ayuda podría lograr una diferencia en la vida de esta población que a menudo parece olvidada por la sociedad. VN

ST. JOSEPH CENTER

• Para realizar donaciones de ropa, artículos de tocador, comida enlatada, etc. dirigirse al centro ubicado en el 204 Hampton Drive, Venice CA 90291.

• Para quienes buscan recursos: (310) 396-6468

• Quienes quieren ser voluntarios en repartir comida, organizar la ropa donada, etc.: (310) 396-6468, Ext. 326.

• Más información: www.stjosephctr.org

SAFE PLACE FOR YOUNG (SPY)

2469 S. Lincoln Blvd, Venice, CA 90291
(310) 902-2283

Mundos diferentes se tropiezan a diario en las dos millas y media de peatonal que bordea la playa.

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