ANTORCHA GUADALUPANA RECLAMA JUSTICIA PARA INMIGRANTES EN WASHINGTON

La V Edición de la Carrera Antorcha Guadalupana México-Nueva York llegó a la capital de EE.UU., donde alrededor de una veintena de corredores ejemplificaron la lucha por los derechos de los inmigrantes hispanos en el país.

Esta simbólica carrera de relevos, que se inició el 7 de octubre en Ciudad de México y que contará con la participación de unas 5.000 personas en total, concluirá el próximo día 12, el Día de la Virgen de Guadalupe.

Ese día los organizadores esperan llegar a la Catedral de San Patricio, en Nueva York, tras haber recorrido unos 5.000 kilómetros.

La asociación sin ánimo de lucro Mexicanos Sin Fronteras, en colaboración con la Asociación Tepeyac de Nueva York, se encargó de la organización de la carrera a su paso por Virginia, Washington DC y Maryland, con paradas en el Capitolio y frente a la Casa Blanca.

“El objetivo de la carrera es mantener nuestra identidad y dar un impulso a la fe, en estos momentos tan difíciles en los que las políticas anti-inmigrantes se han recrudecido y las cárceles se llenan de familias inmigrantes que no han cometido crimen alguno”, afirmó Ricardo Juárez, portavoz de Mexicanos Sin Fronteras.

Juárez criticó la aprobación de ciertas leyes que van en contra de la inmigración, “de las más duras que se han conocido”, y la proliferación de redadas y deportaciones contra indocumentados, “el común denominador de la política migratoria de la Casa Blanca”.

La parada la residencia oficial del presidente estadounidense, George W. Bush, no fue casual, ya que los participantes de la carrera consideraron que el cese de las actividades anti-inmigrantes está en la mano del mandatario.

“Para resolver la situación de la inmigración en este país, o al menos para parar las redadas, no se necesita la aprobación del Congreso, es una decisión administrativa que puede decidir Bush, y por eso venimos a expresar nuestra indignación por estas políticas”, agregó Juárez, que prometió que “la lucha seguirá”.

Junto a él, y tras un cuadro del indio Juan Diego, a quien se le apareció la Virgen, se encontraba María Zúñiga, representante de la Asociación Tepeyac, que ha liderado todas las carreras desde la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México.

“Somos los mensajeros, luchamos por la dignidad de un pueblo y por las familias separadas; queremos que la reforma migratoria eche a andar y lograr la reunificación de las familias”, dijo Zuñiga frente a la Casa Blanca y agregó que la antorcha es el símbolo de la unión entre la comunidad inmigrante.

Zúñiga comentó que la población inmigrante de EE.UU. trabaja y aporta al país como cualquier otro ciudadano, por lo que exige que sus miembros puedan “vivir con más dignidad”, al tiempo que reclamó licencias de conducir para indocumentados, más permisos de trabajo, mejores sueldos y menos explotación laboral.

Además, instó a los jóvenes, hijos de inmigrantes nacidos en EE.UU., a registrarse para votar en las próximas elecciones presidenciales y propiciar un cambio en las políticas estadounidenses.

Para Cristina Rodríguez, una mexicana de 27 años que portó la antorcha a su llegada a la Casa Blanca, “todas las personas somos hijos de Dios, y por tanto no deberían existir barreras ni fronteras para nadie”.

¿Qué ocurriría con la carrera en caso de que la reforma migratoria tenga lugar y resuelva la situación de millones de inmigrantes indocumentados?

Blanca Torres, salvadoreña de 37 años y asistente al recorrido, tiene la respuesta: “La Virgen nos ayuda a seguir adelante. Si llegan las soluciones, mantendremos la carrera por ella, porque sí nos escuchó”. VN

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