EL AMOR ES LA MEDIDA

EL AMOR ES LA MEDIDA

Por Monseñor José H. Gomez

Arzobispo de Los Ángeles

22 de junio de 2018

La ley es una maestra porque nos enseña cómo cumplir nuestras leyes.

Entonces, ¿qué leyes estamos aplicando en la frontera sur de nuestra nación? Las imágenes que vemos son dramáticas y nos llenan de tristeza y enojo.

Los niños inmigrantes, muchos de los cuales apenas están aprendiendo a caminar o todavía están en brazos de sus madres, están siendo arrancados de sus padres indocumentados cuando éstos intentan cruzar la frontera.

En las últimas seis semanas, más de 2,000 niños han quedado en poder de las autoridades fronterizas.

Pero la mayor crueldad que está ocurriendo en los almacenes que sirven como campos de internamiento de estos los niños es la imposición de extrañas reglas, las cuales impiden que los trabajadores de estos refugios toquen o carguen a los niños para consolarlos.

Es difícil escribir estas palabras. No puedo creer que esto esté sucediendo en nuestro país. Este es sin duda el resultado de 25 años de fracaso bipartidista para lograr una reforma migratoria.

Somos ahora una nación en la que la “tolerancia cero” significa no tener misericordia con nadie. Pareciera que estamos orgullosos de anunciar que ya no otorgaremos asilo a las víctimas de abuso doméstico y de violencia de pandillas. Además, parece que, en nombre de la protección de nuestras fronteras, estamos dispuestos a dividir familias y a destrozar las vidas de niños inocentes.

A medida que las fotos de los niños iban llegando desde la frontera la semana pasada, los líderes de la Cámara de Representantes decidieron bloquear el debate sobre un proyecto de ley bipartidista de sentido común y de inmigración compasiva, el cual contaba con mi apoyo y con el de mis hermanos obispos católicos.

Una vez más, lo que están haciendo es penalizar a los niños por los errores de sus padres; específicamente, a los casi 2 millones de personas que fueron traídos a este país cuando eran niños pequeños, ya sea por sus padres indocumentados o por otros familiares.

Mientras yo estoy escribiendo esto, los líderes de la Cámara están redactando dos proyectos de ley. Hasta el momento, no parece que ninguno de estos proyectos proporcione un camino claro o generoso para que estos jóvenes se conviertan en ciudadanos. Esto no está bien.

La ley es una maestra. Y nuestros líderes están implementando algunas lecciones duras en estos días.

El máximo responsable de velar por el cumplimiento de la ley en nuestra nación está citando el Nuevo Testamento para justificar nuestras nuevas políticas de separación familiar. Él dijo: “Yo les citaría al apóstol Pablo y su claro y sabio mandato que da en Romanos 13 de obedecer las leyes del gobierno, porque Dios las ha ordenado con el fin de que haya orden”.

¿Cuál debería ser nuestro testimonio cristiano ante el enfoque de nuestro gobierno con respecto a la inmigración?

Tenemos que orar para pedir sabiduría y valor. Necesitamos la gracia de Dios para proteger nuestra humanidad, incluso cuando enfrentamos la inhumanidad de las políticas de nuestro gobierno.

Debemos recordarles a nuestros líderes que Romanos 13 concluye con estas palabras: “El que ama al prójimo ya ha cumplido la ley”. … Los mandamientos se resumen en esta frase: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

El amor es la medida por la cual cada uno de nosotros somos juzgados. Ésta es la ley de Dios y nadie está exento de ella. Nuestra nación será finalmente juzgada por la forma en que trate a los más débiles y vulnerables de entre nosotros.

Nuestros líderes tienen el solemne deber de proteger nuestras fronteras nacionales y de hacer cumplir nuestras leyes de inmigración. Nadie cuestiona esto. Pero tenemos que encontrar una mejor manera de hacerlo.

Lo que estamos haciendo ahora en las fronteras está equivocado. Lo que demuestran los debates de inmigración es que lo que se está haciendo se basa en el partidismo cruel y en los cálculos políticos egoístas de nuestros políticos.

Nuestra conciencia nacional ha sido oscurecida por el miedo, la inseguridad económica y los años de retórica “deshumanizante” sobre los inmigrantes, por parte de los políticos y de ciertos líderes de los medios de comunicación.

Como cristianos estamos llamados a ayudar a nuestro prójimo y a nuestros líderes para que redescubran la capacidad de empatía. Para que ellos experimenten nuevamente compasión por la humanidad y por el destino común que compartimos unos y otros, inclusive nuestros hermanos y hermanas inmigrantes.

Santo Tomás de Aquino dijo que cuando una ley humana no refleja la ley de Dios, se convierte en una ley injusta e incluso en un acto de violencia.

Tenemos que insistir en que aquellos que elaboran y hacen cumplir nuestras leyes, eviten esto. El amor y la misericordia que esperamos recibir es el amor y la misericordia que tenemos que brindar a los demás.

Eso significa detener las separaciones familiares de inmediato, y devolver esos 2,000 niños a sus madres y padres.

La ley es una maestra. Como cristianos, nuestro deber en este momento es insistir en que nuestras leyes reflejen la ley del amor de Dios. Cada vida humana es sagrada y la dignidad de toda persona debe ser respetada; incluso, la de una persona que ha violado la ley o está relacionada con alguien que lo ha hecho.

Este domingo 24 de junio, espero que me acompañen a la “Misa anual por todos los inmigrantes” que celebraré en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, a las 4 p.m.

Nuevamente tenemos mucho por qué orar este año.

Oren por mí y yo estaré orando por ustedes. Y pidámosle a nuestra Santísima Madre que esté cerca de cada niño y de cada madre o padre que hoy esté sufriendo la separación familiar a lo largo de nuestras fronteras.  VN

 

El Arzobispo Gomez anima a la gente a visitar y compartir su nuevo sitio web: TheNextAmerica.org, un recurso para informarse sobre la reforma migratoria y participar en ella.

Los escritos, homilías y discursos del arzobispo se pueden encontrar en ArchbishopGomez.com

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El nuevo libro del Arzobispo José H. Gomez, ‘Inmigración y el futuro de Estados Unidos de América’, está disponible en la tienda de la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles. (www.olacathedralgifts.com).

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