ACTIVISTA CONTINÚA REFUGIADA EN IGLESIA PARA IMPEDIR DEPORTACIÓN

La activista mexicana Elvira Arellano continuaba refugiada hoy en una iglesia del noroeste de Chicago, después de haber sido declarada fugitiva por las autoridades de inmigración por desafiar la orden de presentarse para ser deportada.

El pequeño recinto de la Iglesia Metodista Unida Adalberto, ubicado en el 2716 Oeste de la calle Division en pleno barrio puertorriqueño Humboldt Park, ha sido escenario de un movimiento continuo de gente en las últimas 48 horas, que acude a expresar su apoyo a Arellano, de 31 años y madre de Saúl de 7, ciudadano estadounidense.

Entre ellos, la activista Dolores Huerta que por muchos años trabajó con el sindicato de trabajadores agrícolas junto a César Chávez.

“Dolores vino especialmente de Los Angeles a expresar su apoyo”, dijo Roberto López, dirigente del Centro Sin Fronteras que respalda a Arellano en un movimiento denominado Familia Unida que lucha por el fin de las deportaciones, en particular de padres de hijos ciudadanos.

Aunque en opinión de expertos y del gobierno la iglesia no ofrece ninguna protección legal contra la posible detención de Arellano, ésta prefirió refugiarse allí antes que presentarse el martes pasado para ser enviada a México.

“Si Seguridad Nacional prefiere enviar a sus agentes a un lugar sagrado, entonces sabré que Dios quiere que yo sea un ejemplo de la hipocresía del gobierno”, declaró Arellano, quien se arriesga a sanciones severas.

“El solo hecho de estar en una iglesia no significa que sea menos deportable desde el punto de vista legal”, dijo el profesor Joel Fetzer de la Universidad Pepperdine, consultado por el Chicago Tribune.

“Pero desde el punto de vista político, será difícil para inmigración retirarla por la fuerza delante de las cámaras de televisión”, agregó.

Por su parte, Carlina Tapia Ruano, presidenta de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración, dijo que la activista podría recibir cargos criminales y enfrentar hasta cuatro años de cárcel por desacatar deliberadamente la orden de deportación.

El vocero de inmigración en Chicago, Tim Counts, dijo que Arellano será detenida sin importar donde se encuentre “porque tenemos autoridad de actuar en cualquier lugar de los EEUU contra quienes violen la ley”.

“No me iré como una cobarde, y no me importa si tengo que ir a la cárcel”, respondió Arellano a periodistas.

Mientras tanto, el congresista Luis Gutiérrez (D-IL), envió ayer una carta al presidente George W. Bush donde le pide que intervenga en favor de Arellano.

“Ella no representa un peligro para el país, lo único que quiere es darle la mejor educación y una mejor vida a su hijo de siete años”, agregó.

Arellano fue detenida en 2002 por trabajar ilegalmente como limpiadora del aeropuerto O’Hare, utilizando un número falso de seguro social.

Con apoyo de Gutiérrez y otros legisladores que presentaron una ley personal en el Congreso logró postergar varias veces la deportación sobre la base de que su hijo ciudadano necesitaba cuidados médicos especiales.

Al mismo tiempo se convirtió en figura prominente de la lucha en favor de los indocumentados y su caso llegó inclusive a oídos del presidente mexicano Vicente Fox.

El alcalde de Chicago, Richard M. Daley, opinó que el caso “debe ser encarado de manera personal, porque Arellano no es solamente un número”.

Sin embargo, los senadores demócratas Dick Durbin y Barack Obama dijeron que ya no podían volver a intervenir.

“No me siento a gusto en la búsqueda de una excepción cuando hay cientos de miles de personas en la región de Chicago que merecerían el mismo tratamiento”, dijo Obama en una declaración escrita.

“El tema debe ser encarado de una manera integral que beneficie a todos y no solamente a una persona”, agregó. VN

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